ESTAMBUL, LA CAPITAL.

LA GRAN CAPITAL OTOMANA

turquiaDecir que Estambul enamora es quedarse corto. Lo que Estambul hace en el visitante es envolverlo con sus encantos, sus olores, sus gentes y su vida. Te embauca con sus sensaciones y te marca de por vida. Se convierte en esa ciudad que siempre te acogerá con los brazos abiertos como haría una madre, en esa ciudad que te cuida y te escucha como una amiga y te seduce como la mujer a la que se ama. Es imposible conocer Estambul y no volver, con excusas, sin excusas y hasta sin premeditación a esta ciudad se vuelve.

Mil colores, mil sabores, mil olores, la serenidad del bósforo, la paciencia de los mil pescadores de Galata, la locura del Gran Bazar y la explosión del bazar de las especias. Cruce de sensaciones, de culturas, tradición y progreso. La rendición a sus encantos se produce casi de inmediato porque en Estambul todo se siente a flor de piel.

El paso del tiempo ha forjado a esta ciudad como la capital, mi capital, esa capital que se gana el derecho de serlo por ser como es y no por estar donde está como pensaron bizantinos, otomanos, espartanos, atenienses o macedonios. La historia ha marcado a fuego la ciudad herrando señas imborrables y únicas pero ella siempre sanó, se adaptó y ganó a la historia. Como siempre ha hecho, Estambul progresa sin olvidar quién es, sin olvidar sus señas de identidad y asimilando nuevas que le otorguen más carisma si se puede. Hoy es esa ciudad moderna con sabor a villa tradicional donde es difícil sentirse incómodo.

Cuando uno llega por primera vez a Estambul se organiza con tres destinos  primordiales: Iglesia de Santa Sofia, Mezquita azul y Palacio de Topkapi, y uno no va del todo equivocado, son tres lugares imprescindibles y de obligada visita pero enseguida descubres que esta ciudad es mucho más que sus monumentos o mercados. Sus vendedores de rosquillas con su arte para el transporte,  la servicialidad de sus gentes, el aroma a mar y a especias te obligan a querer vivir la ciudad, a querer saboearla, a querer disfrutarla sin prisas y captar sus matices.


Por supuesto que Estambul se ha de visitar como avezado turista y fotògrafo pero con otro tempo distinto al habitual.

santa sofia
Santa Sofia
Una vez has aprendido a sentir la ciudad puedes comenzar a perderte entre sus joyas históricas como el Palacio de Dohmabahce, la mezquita de Suleyman, Yerebatan, la Torre de Galata, el Hipódromo sin olvidarse del Gran Bazar ni del bazar de las especias. Cruzar a pie el Puente de Galata es una experiencia curiosa, cientos de pescadores de caña se agolpan para atrapar mújoles y jureles formando un bosque de fibra que asciende y desciende constantemente sobre el Bósforo. Si os atrevéis podéis pedirle a los pescadores que os vendan los jureles que han pescado y que os digan donde os los pueden cocinar, os aseguro que el pescado llega vivo a la brasa, más fresco imposible.
mezquita azul
Mezquita azul
Una de las actividades imprescindibles en Estambul es realizar un crucero por el Bósforo desde donde podréis disfrutar de una vista totalmente distinta de la ciudad y observar desde el mar los palacios de Dolmabhce o Bylerbeyo entre otros muchos.

Junto al Puente de Galata encontraréis una variada oferta de "bósforo tours" a precios muy asequibles. Yo os recomiendo que busquéis aquellos que ofrecen un trayecto más largo y a ser posible el que os ofrezca probar el kéfir a bordo, el que probamos nosotros era exquisito. También es interesante que tenga guía en español pues hay multitud de información que el guía os podrá dar durante el crucero. Por el precio no os alarméis, el más caro no excederá de las 20 - 25 liras aunque encontraréis cruceros hasta por 10 liras.
torre de galata
Torre de Galata
He decidido no colgar muchas fotografías sobre Estambul pues mi inexperiencia plasmando imágenes me imposibilita para haceros sentir las sensaciones que quiero transmitir mediante su exposición y prefiero que las viváis "in situ" visitando la ciudad. Además, mis primeras visitas a Estambul ya se diluyen en el tiempo y mis primeras imágenes no son digitales sino en papel. Para que os hagáis una idea de cuando fue, en aquel tiempo se llevaban millones de liras turcas en la cartera y por un libro pagabas más de 10 millones de liras y por un café cientos de miles.

Como llegar a Estambul
A Estambul podemos llegar en barco o en avión. Si se hace en barco no hay problemas de traslado hasta el centro de la ciudad pues los buques atracan en el estrecho del Bósforo justo en medio de Estambul. Si se llega en avión hay dos opciones, el aeropuerto de Atatürk a unos 18 quilómetros de la capital o al Sabina Gökçen que dista unos 50 quilómetros de Estambul. 

La forma más económica de acercarse a Estambul desde Atatürk es el metro, su precio es de 2 liras. Se ha de coger la línea M1 hasta Zeytinburnu para coger el tranvia T1 hasta la plaza Taksim pagando dos liras más. El autobús es directo desde el aeropuerto a Taksim y cuesta 10 liras. El taxi te lleva al destino que elijas pero su precio, sabiendo negociar, como mínimo triplicará el precio del bus y multiplicarás por 10 el precio del metro.

Para llegar a Estambul desde Sabina Gökçem sólo contemplamos dos opciones cómodas. Una es el servicio de autobus shutle de la empresa Havas que te lleva a la Plaza Taksim por 12 liras y la otra opción es llegar a la capital en taxi que os costará como mínimo unas 85 liras.

Donde comprar
Es imprescindible comprar algo en el Gran Bazar por la sensación de mezclarse con los más avezados vendedores del mundo pero aparte de eso no os puedo recomendar ningún sitio en concreto.

Para encontrar gangas en piel o relojería o electrónica hay que conocer bien el producto que se toca sino no os recommiendo que compréis, ellos son "más listos" seguro. Ahora, si lo que buscáis son imitaciones de ropa, relojes, o mil cosas más estáis en puerto seguro, siempre bajo regateo claro, ese es su mayor arte.

Antes de acabar este artículo os facilito la dirección de una guía sobre Estambul que seguro que os ayudará y espero que estas cuatro letras hayan despertado en vosotros el deseo de visitar Estambul, la capital, no os arrepentiréis.

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